miércoles, 31 de agosto de 2011
TORI
T por la Ternura que fue tu estampa
O por el Olorcito a momia de tu hociquito en los últimos años (algo que sin duda también recordaremos)
R por el Resplandor de tu mirada
I por el Inmenso Amor que nos regalaste
Hoy simplemente tu familia tiene nublado el corazón de tristeza porque por esas cosas que también tiene la vida, nos privas de tu presencia física. Sin duda, con el correr de los días nos quedará el recuerdo de cómo iluminaste por un largo tiempo nuestras vidas.
Mi Tori es el osito más tierno y dulce que puedan imaginarse. Tori no es mi mascota, es mi amiga y compañera desde hace 14 años y en lo que a mí respecta siempre en mi corazón ella será “ES”.
¿Cómo olvidar cada pedacito de la experiencia que ha sido contar con tu compañía?
Mi osito, cuando yo viajaba, acostumbraba de joven dormir con alguna de mis zapatillas o calzado que encontrara.
Mi osito cuando yo no estaba siempre me buscaba.
Mi osito cuando me enfermaba no se movía de mi lado.
Mi osito bailaba al son de las chacareras que mi abuela le cantaba.
Mi osito cuando íbamos a dormir tenía la deferencia de esperar que mi her acomodara las sábanas y colchas sentadita en la punta de la cama para luego escabullirse debajo de las colchas (porque ella sabía que sobre las sábanas no podía dormir).
Mi osito se sentaba en medio mío y de mi hermana para ver “LOST”.
Mi osito tenía la costumbre de buscarte la cara para darte besos.
Mi osito no tenía conciencia de su tamaño y era capaz de hacerle frente a cualquier enorme perro que se le cruzara (lo cual a veces era un problema y a veces solamente era chistoso).
Mi osito conoció a casi todos mi amigos.
Mi osito rascaba la puerta para hacerme saber que quería hacer el número 1 y/o el número 2.
Mi osito gustaba de tomar sol acompañando a mi abuela cuando se sentaba en la vereda.
Mi osito comía con asquito su alimento para problemas hepáticos pero se le salía la cola de alegría cuando olía alguna torta o cosa dulce.
Son tantos los recuerdos que me vienen a la conciencia ahora…
Tori, tesorito mío… te vamos a recordar en cada paquete de galletas que abramos y no vengas corriendo a pedirnos un pedacito, en cada previa antes de ir a dormir, en cada compra de alimento para tus otros compañeros. La Chuni va a extrañar tu cola con la que le gustaba jugar, la Meguita va a extrañar hacerse la patovica no dejándote pasar por una puerta, Lorenzo…supongo que va a extrañar que lo aplastes pasando descuidadamente por encima suyo (él sabía que era producto de tus avanzadas cataratas).
Todos te vamos a extrañar en cada rincón de nuestra casa…
Al menos me queda el consuelo de saber que no sufriste y te fuiste durmiendo.
¡Hasta eso hiciste! Postergaste tu partida sólo para volver un ratito y dejarnos llenarte de abrazos y de besos y no permitiste que quedara en mis manos decidir tu destino. Hasta de esa manera nos demostraste tu amor.
Algún día, cuando tenga hijos les voy a contar todo lo que sos y me enseñaste de la vida. Y espero con ilusión, que ellos también puedan tener la fortuna de contar con una compañía tan preciosa como la tuya.
TE AMAMOS TORI Y SIEMPRE VAS A SER PARTE DE NUESTRAS VIDAS. AHORA SOLAMENTE NO TE VEMOS FUERA DE NOSOTROS PERO ESTAS TATUADA EN NUESTROS CORAZONES.
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1 comentario:
Me encantó leerte Majo.
Emotivo texto.Las mascotas son amor puro.Saludos!!!
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