lunes, 6 de octubre de 2008

LA COVALENCIA DE LAS RELACIONES SOCIALES.

Para aquellos que me conocen hace unos pocos años, les sorprenderá saber que entre la lista de mis opciones de lectura también se encuentran tópicos descriptos y analizados desde la física y la química; pero aquellos que me conocen hace unos años más que los primeros, recordarán las apetencias que tengo por la astronomía y las ciencias afines, por lo que a ellos no les sorprenderá tanto verme deambular por los derroteros que pasaré a dibujar.
Quisiera hacer con ustedes algunas indagaciones a las que en general temo porque implica intentar alguna asociación entre las ciencias duras y las blandas, esto, en la historia, no llevó a nada bueno la mayoría de las veces.
Lamentable y aparentemente todavía, los hombres somos sistemas de proceso de información lineales y no paralelos, por lo que en este escalón de la evolución humana, tenemos una capacidad de concentración y asimilación limitada. ¿Recuerdan el jueguito que consiste en hacer un círculo sobre el vientre con una mano mientras con la otra se golpea la cabeza? ¿Recuerdan lo que cuesta hacerlo, al menos al principio? Y es en esta última idea donde creo deberíamos concentrarnos, en que cuesta al principio pero casi siempre lo logramos. Nos cuesta porque en realidad este puede ser el principio y no el fin. Estamos como adaptados a la idea de la finalización permanente.
En fin…otra idea es la siguiente. Todos cursamos al menos niveles básicos en química.
¿Se acuerdan de las covalencias de los átomos? Es decir, ¿de su capacidad de combinación o interacción? Los átomos pueden tener covalencia 0, 1, 2, etc. Lo cierto es que a medida que se combinan, en la aglomeración y formación de moléculas, los átomos van perdiendo sus posibilidades de interacción y se llega a un punto muerto, a un punto de parada. Pensando en esto, me pregunté ¿Existirá algo así como la covalencia de las relaciones sociales? Al fin y al cabo no somos más que un montoncito de átomos…es decir ¿será posible explicar las posibilidades de interacción social a partir de estos presupuestos y relacionarlos de alguna manera con la capacidad de asociación que tiene cada ser humano?
Un paréntesis…lo de ciencias duras es casi una arbitrariedad o un anacronismo, estas llamadas ciencias duras no tienen nada de cerrado, al menos son las que más se han rectificado y avanzado en estos últimos tiempos.
Creo generar algún tipo de empatía cuando recuerdo con ustedes el habernos visto, alguna vez, combinados con personas que cerraban el círculo de las relaciones sociales creando cierto punto de atracción y concentración, y bueno…también, por supuesto, el haber logrado conectarnos con personas que justamente, todo lo contrario, abrían las posibilidades de interacción ampliamente.
Esto, de más está decir, no tiene nada del rigor científico de ningún tipo de ciencia. Solo estoy divagando por caminos que ya no solía transitar.
Combinando las dos ideas anteriores; la de que en general los hombres somos sistemas que procesan información linealmente y la de la covalencia de las relaciones sociales… ¿podríamos afirmar que si bien, en general, casi todos podemos hacer una sola cosa a la vez, existen atisbos de evolución humana, de futuro, viviendo entre nosotros?
Nuestra forma de comportarnos, de enfrentar y resolver problemas están condicionados en parte, por la información genética (casi todos los hábitos, culturales inclusive, tienen algún link en nuestra genética) que va generándose y evolucionando a partir de instancias de necesidades adaptativas; y en parte por los nuevos fenómenos que van incitando nuestra inquietud y hasta urgencia por aprehenderlos. Esto significaría que nos comportamos como nos comportamos, en gran parte, porque así lo hicieron nuestros antepasados. No obstante, creo que estarán de acuerdo conmigo, en que a veces nos encontramos con personas que tienen una manera particular de enfrentar diversas situaciones, que no van necesariamente a contrapelo de los cánones que no cuestionamos, pero que si ofrecen alguna medida de vanguardia, de innovación.
Yo creo que hoy el mayor desafío que enfrentamos en el camino de la supervivencia humana es la necesidad de ampliar nuestra capacidad de entendimiento con el otro, con los otros. Llegar a profundizar en la empatía (por cierto, una de las epidemias de este siglo es el autismo, de alguna manera fuimos instalando la idea de la no conexión) Siento que nuestra supervivencia y evolución (“evolución no es el mero paso del tiempo”) depende de que comencemos a practicar a ultranza el relacionamiento y de que multipliquemos exponencialmente nuestras covalencias (si alguien pudo querer poner de acuerdo a los chinos para que saltaran todos juntos y de esa manera sacarnos de órbita…¿porque no plantear ponernos de acuerdo en esto?).
Quizás algún día, así como ya hay casos de niños que nacen sin “el apéndice” (tripita que en esta instancia evolutiva no nos sirve para nada), vayan naciendo cada vez en mayor número y acumulativamente, seres humanos con niveles progresivamente más elevados de entendimiento mutuo.
Concluyo repitiendo….solo estoy divagando…o quizás simplemente estoy buscando distintos caminos para esperanzarme.
M.J.